Oligopolio educativo en la mira

Recientemente regresó el debate sobre la regulación de las pensiones (o su alza) en los colegios privados por parte del Congreso de la República. Sin perjuicio de lo anterior, este no es el principal problema que debe ser analizado, sino la falta de regulación o supervisión ante una evidente falla de mercado en la educación escolar privada.

Poco margen para la elección

Una falla de mercado se produce cuando éste no es capaz de asignar los recursos de forma eficiente o, en simple, cuando el libre mercado no funciona igual para todos. Por ejemplo, cuando una de las partes tiene más información o poder de negociación que la otra. Por eso, cuando existen fallas de mercado se asigna un regulador o supervisor para evitar, por ejemplo, que se abuse de posiciones de poder. 

Habiendo dicho eso, existe entonces una clara falla de mercado en los colegios privados en el Perú. Aquellos que tienen hijos en edad escolar saben de inmediato de lo que estamos hablando: el poder lo tienen los colegios, no las familias, así que no queda más que aceptar las reglas o las tarifas. ¿Pero quién garantiza que la promesa educativa del colegio se cumpla?

Un problema por solucionar

Con una educación pública de mala calidad muchas familias recurren a colegios privados no como un lujo sino como una necesidad. Precisamente, considerar esto un lujo es el error de partida del Estado. La realidad es que uno inscribe a su hijo en un colegio con una promesa de educación de calidad que nadie supervisa que se cumpla. Muchos colegios privados ofrecen por ejemplo educación bilingüe, incluso con banderas de Estados Unidos o Gran Bretaña en sus fachadas. ¿Qué sucede si luego uno se entera que no todos los profesores dominan el inglés? ¿Acaso esto no es publicidad engañosa? Si este riesgo existe en colegios de Miraflores, San Isidro, La Molina o Surco, donde de seguro estudian los hijos de ministros, congresistas o funcionarios del Indecopi, qué sucede más allá, en las provincias por ejemplo, donde las fallas de mercado caen en “tierra de nadie”.

El poder de negociación de los colegios llega al punto que uno acepta que la cuota de ingreso (que puede ir desde los 25,000 hasta 50,000 soles por alumno) sea no reembolsable, incluso pese a la insatisfacción por una promesa educativa no cumplida. ¿Quién regula esto?

El Ministerio de Educación, a través de la Sunedu, está actuando muy bien supervisando la calidad educativa de las universidades, pero aún no ha hecho lo propio a nivel de los colegios privados. No hace falta mucho para comprender la falla de mercado, pero si un poco más de ganas para entender los problemas que se generan.